Tips para mejorar el trato personalizado al cliente
En el mundo de la compra y venta hoy en día, es indispensable para cada negocio contar con una estrategia de trato personalizado para tus clientes. Con esto, podrás sobresalir de la competencia y agregar un valor agregado a tus servicios.
Que el cliente se sienta bien atendido y que obtenga beneficios exclusivos, es una de las principales ventajas en las que trabajan las grandes empresas, sobre todo aquellas que prestan servicios de hostelería y restauración.
Este tipo de trato se observa mucho en negocios bien asentados, con expansión incluso internacional, los cuales, vieron la importancia de esta herramienta y ahora disponen de diversas estrategias para lograr fidelizar clientes.
¡La finalidad de ofrecer un trato personalizado a los clientes es que estos sientan la necesidad de volver a ti!
Es por ello que, para que los negocios emergentes tengan alguna oportunidad de competir con los monstruos de la industria, deberán adaptar su marketing a estos sencillos pasos para crear un negocio fuerte.
Entender que el cliente es lo más importante
Toda empresa tiene procesos administrativos que pueden desgastar al personal, incluso las tareas diarias a veces desbordan y solo responder emails puede ser muy agotador.
Atender los proveedores, cotizar, realizar facturas, inventarios, atender el teléfono, no debe ser una tarea primordial, sino más bien el personal debe atender lo verdaderamente urgente: el cliente.
Siempre habrá inconvenientes y problemas de último minuto, incluso más de lo que a veces uno espera, pero nada de eso debe impedir que el cliente reciba un trato de calidad y un servicio impecable.
¡Al mal tiempo, buena cara!
Con solo la idea de atender clientes, muchos empleados ya se sienten predispuestos. Y no es para menos, atender a un grupo de personas a veces malhumoradas y poco empáticas, no es un trabajo sencillo.
Pasar varios días a la semana frente a esta situación es algo intenso y que requiere de gran sacrificio, son muchas horas de pie y de estar pendiente de muchas cosas a la vez.
¡Pero espera! Nada de esto debe afectar el que siempre tengas buena cara ante tus clientes, aun cuando ellos sean quiénes no estén de buen humor.
Tampoco hay que llevar las malas experiencias de casa o nuestra vida personal al trabajo.
Atender y resolver quejas sin demora
Muchos comercios o empresas no logran verlo, pero a través de las quejas, los clientes nos están ofreciendo información importantísima de que debemos hacer para mejorar.
No existe experiencia más placentera para un cliente que estar satisfecho con cualquier servicio y que sus necesidades se resuelvan adecuadamente. ¡Hay que hacerlos sentir valorados y que su opinión sea tomada en cuenta!
Sería muy trágico para el negocio que por no haber gestionado eficientemente un reclamo, este cliente se sienta decepcionado y decida no volver.
Ejemplo de ello sería una queja por la demora de la cajera en cobrar la cena, la mayoría de las personas solo quieren pagar e irse. ¡Y hay que tener todo a punto! El cajón portamonedas para llevar registros, así como también las máquinas de los tickets.
La primera impresión lo es todo
Es bien sabido en la cultura popular que una imagen vale más que mil palabras, así que, no querrás defraudar en esto a tus clientes.
Nada logra un negocio emergente que presta una atención cinco estrellas, pero la imagen de su personal dice todo lo contrario. Lo que importa después de un buen servicio, es una imagen acorde a la calidad que se desea transmitir.
No solo interviene acá la vestimenta del personal, sino también la decoración del local, tono de voz, léxico y vocabulario de los empleados, aparte de la correcta implementación de las normas de cortesía.
Ahora bien, ponte en el lugar de un cliente y piensa si verdaderamente desearías volver a un restaurante (por ejemplo) en el cual tu camarero, tiene un olor desagradable, el cabello mal arreglado y que no esté bien capacitado en el uso un terminal TPV.
¿Te animarías siquiera a probar la comida? Y piensa de nuevo el mismo escenario, pero que adicionalmente a ello las mesas no estén limpias, el piso en mal estado, poca iluminación por escasez de bombillas.
¿Te atreverías a volver? No lo creo. Entonces ahora sabrás que si no cuidas la primera vez de tus clientes, tal vez sea la última.
Hay que saber escuchar, ¡Siempre!
He aquí la regla de oro principal para prestar un buen servicio, escuchar siempre lo que el cliente tiene que decir. Solo el podrá decir lo que necesita, con qué cosas se siente a gusto y si estamos cumpliendo sus expectativas.
Aunque a veces algunas exigencias y necesidades puntuales de ciertos clientes se escapan de nuestras manos hay que hacerles entender que aunque no está dentro de nuestras posibilidades, la idea es complacerle y que el personal hará todo lo humanamente necesario. Entonces, si hacemos todo lo anterior, ¿Qué problemas puede haber?
Amoldarse
El cliente quiere pagar por un servicio de calidad que lo haga sentir especial, por lo tanto, las empresas deben bajar la guardia y adaptarse a ello si desean sobrevivir en este mundo de tiburones comerciales.
Hay que ir un paso adelante, conocer las preferencias y gustos de los clientes, y así adecuar y organizar los servicios acorde a su personalidad y preferencia. Hay clientes a los cuales les gusta ser bien atendidos, mientras que otros se conforman con algo sencillo.
Lo que sí, es que no hay duda que ser fríos e indiferentes no nos va a dejar bien parados y tampoco el negocio causará una buena impresión. Hay que atender a los clientes por su nombre, preguntar cada tanto si se siente a gusto.
Ya sea que los clientes estén de vacaciones, pasando un tiempo en familia, o simplemente descansando, el proveedor de servicios tiene que entender que ofrecer un tipo de experiencia de valor agregado es la clave para dejar en ellos un buen sabor de boca.